El crepúsculo de los dioses - Billy Wilder

El crepúsculo de los dioses, o Sunset Boulevard, como se llama en inglés, es una magnífica película de Billy Wilder que nos arrastra a una espiral de excesos y ambiciones, al voluble e intrigante mundillo de Hollywood.
  


Como siempre, en gris spoilers.

Joe —el protagonista— escribe guiones. Es una vieja gloria venida a menos, acosada por las deudas y, aparentemente, enamorada de un coche. El azar lo lleva a conocer a Norma Desmond, una leyenda viva del cine mudo; pero tan venida a menos como el propio Joe, a su manera. Un lío de amores, de ambición y de traiciones dan forma a la historia hasta devolvernos a la piscina del principio, la piscina en la que Joe flota tranquilamente. Muerto.

La película empieza bien. La atención del espectador se clava en la pantalla desde casi el principio, en el que un hombre, el protagonista, aparece flotando muerto en la piscina víctima de un asesinato. El narrador tiene una voz agradable, fuerte y envolvente y elige unas palabras elegantes y magnéticas. Y por si fuera poco, ¡la música! Oscura, agobiante, cargada de ornamentos y de sonidos chillones que evoluciona con el trascurso de la película, volviéndose algo más extraña, pero sin renunciar nunca a la sobrecarga, a la saturación de sonidos llamativos, destinados a fijar la atención.

La actriz, Norma Desmond, en la que supongo que se fijó Woody Allen para crear a su actriz famosa de tiempos pasados en Balas sobre Broadway (es el mismo estilo de personaje y de actitud, y es casi igual de grande como Norma) tiene una forma de hablar peculiar, sobrecargada, barroca incluso. Además, para realzar su personaje, se permite unas verdaderamente increíbles imitaciones de Chaplin.

Los diálogos son, en general, geniales; cargados de humor y de crítica casi a partes iguales. Desde el principio, cuando Joe habla con el productor de la Paramount, a las conversaciones de mitad de película en adelante con Norma Desmond, con Betty Schaefer, con Max, su criado y con todos los demás. La narración siempre es brillante, hermosa y, sobre todo, poderosa. Atrae, cautiva y guía a través de las escenas, lo que le da un puntillo gracioso a que Joe, gran narrador, sea guionista.


Con el paso del tiempo, mucho después de que Joe vaya a vivirse con Norma, se enamora de Betty. Me encantó el desarrollo de esta parte, que Joe escoja la comodidad de vivir con Norma, la facilidad que le proporciona esta acaudalada enamorada de él, en lugar de irse con la que supuestamente ama, Betty Schaefer, con la que queda por las noches para escribir un guión. Ese toque absolutamente frío y práctico me cayó totalmente en gracia. Además de que precipita rápidamente el final de la película, dándole velocidad y dramatismo.



Nota: 9,5. Una película increíble que nadie debería perderse. Unos personajes definidos, apasionados, víctimas de sus deseos incontrolables; una trama intrigante llena de mentiras y miradas (especial mención para las de Norma Desmond —Gloria Swanson—, de quien casi me parece inconcebible que no ganase un oscar por su fantástico papel). Absolutamente recomendada. 

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