Crimson petal and the white - Michel Faber

Durante la Época Victoriana Sugar es, a sus diecinueve años, la prostituta más famosa de todo Londres. Una noche conoce a William, heredero de una importante fábrica de jabones. William, un hombre que ha visto frustrado su sueño de ser escritor debido a su escaso talento, que tiene una esposa recluida en casa por su estado mental, y que acaba de perder la asignación que le proporcionaba su padre y que, desesperado, se aferra a Sugar como única fuente de satisfacción en su miserable existencia. Con su apoyo, consigue tomar las riendas y empieza a poner en orden sus negocios.


El fin de semana pasado nos quedamos en casa asediados por fiebres, gripes y demás males propios del crudo invierno. Aprovechamos para ver completa esta miniserie compuesta por cuatro capítulos de una hora. Sin duda, de lo mejor de la temporada. Guión, dirección, actores, vestuario, maquillaje... en casi todos los sentidos, esta serie es perfecta.

Personajes:
Sugar (Romola Garai): obligada a prostituirse desde los trece años, escribe un libro en el que se venga de cada uno de sus clientes.
William (Chris O'Down): frustrado por su falta de talento, despreciado por su padre y con una esposa enferma, William está completamente perdido hasta que llega a los brazos de Sugar.
Agnes (Amanda Hale): la mujer de William. Está completamente fuera de la realidad, con un estado mental lleno de altibajos.
Curlew (Richard E. Grant): doctor encargado de la salud de Agnes. A pesar de las reticencias de William, está empeñado en encerrar a Agnes en un sanatorio. Curiosamente, su paciente parece empeorar tras cada una de sus visitas.
Emmeline Fox (Shirley Henderson): hermanda del doctor Curlew. Miembro de una asociación de beneficencia que se dedica a salvar chicas de las calles y a reformarlas para que dejen la prostitución. Vive completamente dedicada a su misión.

Actores:
la complejidad de la mayoría de los personajes hacía necesario contar con actores que diesen la talla. Por suerte, los encontraron. Destaco a Gillian Anderson, que está tan fantástica como irreconocible. Albos y yo tardamos un par de capítulo en darnos cuenta de quién era. ¿La mejor? Amanda Hale, todo un descubrimiento. Los continuos cambios de humor y crisis mentales de su personaje son una auténtica lección de interpretación.

Guión:
el guión mezcla hechos completamente predecibles con pequeñas sorpresas que hacen que las cuatro horas que dura esta miniserie se pasen enseguida. A pesar de su temática costumbrista no se hace pesada. El manejo del ritmo es brillante.

Momentazos:
«—Sugar: ¿tenéis un hijo?
—William: sí, bueno, una niña, por desgracia

— La evolución de William capítulo a capítulo. Sin duda, el personaje que más sentimientos encontrados despierta.
— La decisión final de Sugar, que puedes interpretar de dos maneras muy diferentes: o bien se venga de William llevándose a su hija, o bien salva a Sophie de su padre tal y como hizo con Agnes. 
Cuando William identifica el cadáver de Agnes. Porque es imposible que ese sea el cuerpo de su esposa. 
— La primera vez que Agnes y Sugar se ven. La primera no puede parecer más desesperada ni más sola.


Dirección.
este es, sin duda, uno de los apartados más importante de esta serie. El gran puntazo es que la dirección evoluciona con la personalidad de Sugar. Al principio es tosca, confusa, oscura... pero poco a poco la luminosidad y el orden se van abriendo paso. Otro de los aspecto que más me gustó fueron los paseos de los personajes. Si lo hacen por los barrios bajos, hay una larga coreografía en la que los más variopintos personajes desfilan delante de los protagonistas. Si el paseo transcurre por la parte alta de la ciudad, el camino está despejado.

El vestuario:
me ha dejado con la boca abierta. Fíjate en la espalda del abrigo de Sugar, porque tiene cierta importancia en la historia. Tanto en hombres como en mujeres, el vestuario está trabajadísimo. Destaco el de Agnes y el de Sugar porque son, obviamente, los más lucidos.



El maquillaje:
es curioso lo que han conseguido con el maquillaje en esta serie. Siendo la actriz de Sugar mucho más guapa que la de Agnes, consigue que ambas luzcan casi igual. No han escatimado a la hora de presentar personas enfermas o con deformidades. Pero sin duda, el maquillaje que se lleva el premio es el de la madre de Sugar:


¿Has reconocido a la actriz? Sí, es Gillian Anderson.
Mi única queja en este apartado es para la caracterización de William. No sé de quién ha sido la idea de imitar a Mad Men y cargar a William de carmín pero es un desastre.

La música:
otro gran punto a favor. Ambiental casi en su totalidad pero perfecta.

Nota: un 10. De lo mejor que he visto en años. No podría recomendarla más. Aún así, por si te quedan dudas, dejo el trailer:


Otras series inglesas que te recomendamos:
— Downton Abbey.
Sherlock.

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