Kramer contra Kramer - Robert Benton

Basada en una novela de Avery Corman, Kramer contra Kramer nos cuenta la historia de la familia Kramer y de los problemas del marido de esta, Ted.


La película se articula en dos partes. En la primera Ted Kramer es un hombre que adora a su familia pero que vive bastante absorbido por su trabajo de publicista. Un día, cuando vuelve de trabajar, su mujer, Joanna, lo abandona, dejándolo a cargo de su hijo Billy. Ted tendrá entonces que mantener una ajetreadísima vida reduciendo el tiempo que dedicaba al trabajo y a sus amistades de la oficina para cuidar de su hijo. Así empiezan los problemas de Ted, que llega, parece, a tener de nuevo una vida más o menos normal hasta que da comienzo la segunda parte, en la que la suerte se ceba con él y, de pronto, se encuentra sin trabajo, debido a los problemas que ha tenido para compatibilizar horarios con el cuidado de su hijo, y con una mujer (que dice haber recapacitado) y que le exige el niño de vuelta 15 meses después de abandonarlo. Empieza la contrarreloj.


Él es el protagonista y él es el punto de vista del que el espectador dispone al ver la película. La película busca la empatía del espectador para Ted, Joanna es un personaje que está de fondo y, prácticamente, se saca sus acciones de la manga; de repente ha pasado algo y ya está. No es un verdadero personaje, es una excusa para mostrarnos la evolución de Ted.


Hay que decir que esta película contó con muchas cosas a favor para su éxito. En primer lugar trató un tema de actualidad (es una película del año 79 y el divorcio estaba siendo azuzado con picas en la palestra de un lado y de otro) y lo hizo con una soltura envidiable, unos personajes carismáticos y una mezcla perfecta de ingredientes divertidos y de dramón-del-bueno. En segundo lugar narró la historia desde el punto de vista del padre, que tradicionalmente siempre fue el gran perjudicado en cuanto a los hijos en los temas de divorcio. En tercer lugar, Benton tuvo la suerte de contar (o la buena decisión) con unos Dustin Hoffman y Meryl Streep en estado de gracia.

—Y es que Dustin Hoffman casi resplandece. No es solo que tenga un buen papel y sea fácil empatizar con el personaje, es que el señor Hoffman lo borda. Sus caras y su preocupación parecen reales; todo está ahí. Además, se le ve cómodo con el joven Billy Kramer (Justin Henry, con el que se dice que Hoffman comentaba todas las escenas antes de grabarlas para guiar al chaval).


—Meryl Streep, por su parte, hace de mujer fría, de rostro de estatua en el que una ligera crispación y unos ojos húmedos son toda la concesión a su perfecto rostro pseudoartificial. ¿Su interpretación? Memorable, como siempre. Aparece poco y es odiosa, pero tiene tanta elegancia en pantalla... La escena del juicio, comedida y moderada; los gritos, la discusión en el bar. Meryl lo borda. Como siempre.


—Justin Henry (que tenía 8 añitos cuando se estrenó la película) interpreta a un niño algo cruzado, un trasto, vaya. Pero tiene carisma. El guión se ocupó de que el personaje no fuese absolutamente odioso, solo muy niño. Alterna las fases más insoportables con detallitos adorables y aproxima la película (muchas veces mediante el propio Ted Kramer) al pequeño. Y Justin supo defenderse a pesar de su edad.


Quizá uno de los puntos más destacables de la película es la fotografía de Néstor Almendros, que consigue que todo parezca increíblemente real. Es cercano y cálido sin resultar exagerado. Aunque, me llamó ligeramente la atención, cuando alternan primeros planos de Streep y de Hoffman en el bar, él parece algo más difuminado que ella. No sé si es por mal trabajo restaurando la película para su edición en DVD o a qué se debe, pero genera una sensación algo rara; ella parece ser más sólida que él. Es extraño. Aunque supongo que se puede deber a la luz.


Música:
Solo diré que esta perla fantástica de Vivaldi suena varias veces. A mí ya me ganó con eso. Soy un público fácil. Es lo que hay:

El resto de la música, en mi recuerdo, la verdad, se adueña menos de la escena que esta, pero no desentona con la imagen en ningún momento.


Momentazos:
—Padre e hijo desayunando, con el periódico el primero, con un cómic el segundo. Hay algo costumbrista y adorable ahí que conquista la escena.
—El desnudo de JoBeth Williams y la actitud ante este del pequeño Billy, que es sencillamente hilarante.
—La entrevista de trabajo de Ted. La desesperación es tan palpable que uno podría liarse a golpes con ella.


Curiosidades:
—La escena del helado (cuando están cenando y el niño pasa de la cena y se va directamente a por el helado y su padre lo reprende) fue completamente improvisada por los actores. A Benton le gustó el resultado y decidió dejarla en el metraje final.
—Meryl Streep escribió su propio discurso para el juicio con el consentimiento de Benton porque a ella no le gustaba el del guión de la película.
—Hoffman, que ya había vivido un divorcio, ayudó mucho a la hora de crear momentos para la película. Benton llegó a ofrecerle aparecer a su lado como guionista de la película, pero el actor lo rechazó.
—Ted aparece leyéndole a su hijo El tesoro de Rackham el Rojo. Qué buen gusto. No digo más. Snif.


Premios:
—Oscar: mejor película, mejor director (Benton), mejor guión adaptado (Benton), mejor actor protagonista (Hoffman) y mejor actriz de reparto (Streep).
—Globos de oro: mejor película en género de drama, mejor actor en género de drama, mejor actriz de reparto y mejor guión.
Que sepáis que dejó en la estacada a Apocalypse Now. Ahí lo dejo.


Nota: 8. Kramer contra Kramer apuesta por una fórmula directa y cercana para conseguir un producto emotivo y reflexivo. Y todo lo hace bien. Su gran virtud es esa. No resulta empalagosa, ni cae en el dramón vacío. Todo es comedido. Todo es matiz.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Charlie y la fábrica de chocolate - Tim Burton

Los miserables, diferencias argumentales entre novela y musical

Ozark (Temporada 1) - Bill Dubuque, Mark Williams