Ramayan 3392 AD, tomo 1 - Deepak Chopra, Shekhar Kapur

Ramayan es y no es un cómic al uso, al menos no aquí en Europa. Es una versión del Ramayana ambientada 1300 años en el futuro, en un mundo postapocalíptico en el que todo está cubierto bajo unas nubes tóxicas y ya no se puede ver el Sol, salvo en la ciudad de Armagarh, en la que tienen un dispositivo ultratecnológico que lanza un haz de luz hacia el cielo, tan fuerte, que abre las nubes a su paso. De todos modos, la extensión que abarcan las nubes abiertas no es suficiente como para que se pueda vivir de la vegetación y todo el oxígeno, los nutrientes y demás, dependen también de la tecnología.


En este horrible panorama, la ciudad de Armagarh está gobernada por un consejo cuyo líder es Dashrath, que tiene cuatro hijos: Rama, Lakshman, Shatrughan y Bharat, que es verlos juntos y ver a un grupo de aventureros de Dungeons and dragons, con su arquero, su bárbaro, su pícaro. No hay mucho de genética ahí metido. Doy fe. El caso es que estos chicos son enviados a defender diferentes lugares del reino y Rama, que es el bien, la virtud y todo lo bueno del mundo, rinde su posición (indefendible, un suicidio evidente) ante las huestes del enemigo, Ravan, a cambio de que permita salvar a mujeres y niños; pero el oficial al mando de esta parte de los ejércitos enemigos es una aberración bastante maja y los deja huir a todos mientras rindan la ciudad (qué dos se juntaron en la batalla, ¿eh?). Pero resulta que el código de los valerosos guerreros humanos no contempla la rendición como opción, así que Rama es desterrado.

Año y algo después, Lakshman acompañado de uno de los Siete Profetas parte en busca de Rama. Tienen trabajo que hacer.


La verdad es que el cómic se hace algo pesado de leer.

La historia es muy, muy sencillita; típica historia que busca ser excesivamente épica. Tal vez en el plan de 300, pero sin la solidez de sus palabras, sin la temible cadencia de sus palabras, sin esos maravillosos colores de Lynn Varley y sin el atractivo diseño de Frank Miller. Que conste que los valores son muy asumibles, uno no se queda a un lado por no ser indio o por no conocer su cultura, está claro que, en cuanto respecta al cómic, están dando conceptos del bien, del mal, de lo justo y de lo honorable muy parecidos a los de cualquier cultura occidental.

El dibujo es extraño. Está bastante bien y los colores son muy llamativos, pero cada vez que se desenvainan las armas es bastante caótico y poco esclarecedor. A veces no veía claro quién demonios había sido herido y tenía que fijarme especialmente o esperar a que los supervivientes se pusiesen a hablar. Menos mal que casi todas las luchas se resuelven en un máximo de dos viñetas. Mirarse. Matarse. Todas. Eso está bien, de hecho.

Los diálogos quizá fuesen más carismáticos si no tuviesen frases calzadas en ¿occidentalización de sánscrito? cada tres páginas (sobre todo en la primera mitad del primer tomo). No tengo nada contra los pies de viñeta (o de página) si son necesarios, pero esto llega a ser realmente abusivo. Esto ya me echa un poco a un lado como lector y no me satisface. Además, suelen son frases que no parecen tener un especial sentido ritual...


Mi sensación general habiendo leído el primer tercio de la historia (parece ser que hay otros dos tomos recopilatorios como este) es que o bien quisieron hacerla demasiado para todos los públicos (y no hablo de edades, hablo de culturas) o bien se perdieron demasiado en el aire ultraépico. No he leído el Ramayana, pero desde luego esta versión no me ha motivado especialmente a profundizar en la cultura india.


Nota: 3,5. El cómic no es, ni mucho menos, horrible. Solo es muy decepcionante, anodino, por momentos aburrido, tiene diálogos manidísimos con el personaje chulito diciendo frasecitas ridículas al término de cada escena (Lakhsman, me refiero) y con su hermano Rama soy-demasiado-bueno-para-ser-cierto representando todo lo decente que queda en el mundo. No, no os lo recomiendo.

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