Life aquatic - Wes Anderson

Quizá recordéis que hace unos meses vimos Moonrise kingdom y que me había gustado especialmente. Resultó que Juampa, uno de los asistentes de nuestros sábados de cine con amigos, tenía varias películas del señor Anderson y, así, quedamos para ver la que hoy nos ocupa: Life aquatic.


Tiburón jaguar

Todo esto empieza, sigue y termina con la misma figura, la del tiburón jaguar que empieza acabando con la vida de Esteban, uno de los compañeros del capitán y realizador de documentales sobre la vida marina, Steve Zissou (Bill Murray). Zissou, un trasunto de Jacques Yves Cousteau, está en horas bajas y necesita relanzarse, así que se lanza, cámaras a mano (por supuesto), en persecución del escualo acompañado por:
—Eleanor (Anjelica Houston), esposa de Zissou y vicepresidenta de la compañía.
—Klaus (Willem Dafoe) ingeniero alemán afectuoso y algo torpe.
—Ned Plimpton (Owen Wilson)
—Pelé Dos Santos (Seu Jorge) un brasileño que se ocupa de la seguridad y que hacer versiones de canciones de David Bowie.
—Vikram Ray (Waris Aluhwalia) que nació en el Ganges.
—Bobby Ogata (Niels Koizumi)
—Vladimir Wolodarski (Noah Taylor), un físico que compone bandas sonoras.
—Renzo Pietro (Padel Wdowczak) que hace la edición de imagen.
—Anne-Marie Sakowitz (Robyn Cohen) la guionista que siempre está en tetas.
—Jane Winslet-Richardson (Cate Blanchett), una periodista que va a cubrir la cacería del asombroso tiburón jaguar.

En otro barco tenemos a otro personaje importante y a uno de esos actores a los que le cogí mucho cariño de niño: Alistair Hennesey (Jeff Goldblum), la pesadilla de Zissou.

El asombroso tiburón jaguar y el submarino donde no deben viajar más de 6 personas.

Con este panorama y esta tropa, y siendo Wes Anderson el artífice de la aventura ¿qué podemos esperar? Por supuesto, una historia llena de humor (absurdo), personajes de extraño e inesperado carisma y la mágica y algo apastelada fotografía de Robert D. Yeoman. Y todo eso está ahí, en ese sentido, poco diferencia el aspecto de Life aquatic del de la más reciente Moonrise kingdom, salvo el mayor grado de soltura que resulta evidente —y lógico— por parte de este peculiar director, que sigue rodeándose de sus fetiches (como Murray y Yeoman) para hacer un cine que, convenza al público o no, guste a la crítica o no, parece que claramente es lo que gusta al señor Anderson.

Los pequeños detalles

Dentro de lo poco que conozco el cine de Anderson, le he notado un claro interés por los detalles. Todavía recuerdo con una sonrisa en los labios las tijeras «para zurdos» de Suzy, pero Life aquatic está lleno de detalles por todas partes. Desde las versiones de sonido brasileño de canciones clásicas de Bowie (y casi todas quedan bien), a todos los peces que aparecen en la película (¡que ninguno existe!), al vestuario de Zissou (tan de Cousteau), el tono tirando a monótono con que hablan todos los personajes de la serie... tan desapasionado. Son todo pequeños elementos que se repiten constantemente construyendo parte del carácter de la película con cierta facilidad.

¡¡A bailar!!

Por encima de esta nube de pequeños elementos finamente dispuestos, tenemos esa capa de color de Yeoman, muy homogénea, muy de cuento, que ayuda a mantener cierta credibilidad dentro de lo absurdo de los hechos. Puede que el argumento sea bastante increíble, puede que expuesto de otra forma el momento baile con la radio que llevan los buceadores resultase desagradable en su ridículo o que la alocada escena de acción encasquetada brutalmente y sin venir al caso en mitad de la película minase por completo el interés del espectador que está intentando encontrar su lugar en el filme; pero lo cierto es que todo resulta tan constante, tan metódico, tan homogéneo, que sí hay una cierta coherencia interna. Es un mundo propio con sus propias leyes (que sospecho que es lo que le gusta hacer al señor Anderson). Si uno consigue entrar en ese mundo la película le resultará muy disfrutable, si algo falla en el proceso de entrada puede que la película le produzca un sopor inenarrable.

Nota: 8. Una vez que entras en la dinámica sosa y ridícula de la aventura del Belafonte, una vez que se sintoniza el humor de Anderson, la película es una verdadera delicia.


Otras películas de Wes Anderson:
Moonrise kingdom.

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