El huevo del cuco - Clifford Stoll

Clifford Stoll cuenta en esta novela cómo a finales de 1986 y primeros de 1987 persiguió a un cracker que se infiltró en la red de equipos de la universidad de California en Berkeley, donde trabajaba como investigador astronómico y estaba a cargo de los equipos informáticos.


Desfase de 75 centavos

¿Por qué existe ese desfase? La cantidad, claramente, es una minucia, ¿pero qué hay detrás de esa minucia? ¿Cómo o por qué ha fallado el sistema? Dave Cleveland, el jefe de Stoll en Berkeley, le pregunta abiertamente y este último inicia su investigación a pasos lentos pero seguros: descubre una cuenta de un usuario desconocido, descubre cómo se originó la cuenta a través de un problema de seguridad en GNU Emacs y a pequeños pasos, tejiendo trampas como una araña empieza a obtener más información sobre el sigiloso cracker.

Su persecución irá desenredando una maraña mucho más compleja de lo que parecía en primer término, involucrando directa o indirectamente a las agencias de seguridad estadounidenses: FBI, CIA, NSA, AFOSI y aun peor. Problemas jurisdiccionales, desconocimiento técnico, la aparente indiferencia que suscita en mucha gente... Clifford Stoll lucha contra todo: «¿y todo por 75 centavos?» Señor...

Entretenimiento de bestseller

Stoll tiene un ritmo rápido. La historia es interesante, se centra rápidamente y carga. Es cierto que algunos pasajes —por ejemplo en los que explicita qué órdenes (comandos) tecleó cada uno pueden no resultar especialmente interesantes a quienes no conozco ninguno de ellos, que lo verán como un tecnicismo completamente innecesario, aunque visto de otro modo... es una entretenida introducción a algunas instrucciones de consola Linux— pueden resultar algo áridos o algo lentos; pero la prosa es, en general, muy directa. La historia avanza muy rápido incluso cuando Clifford está atrancado, cuando no tiene ideas para cercar al cracker o averiguar datos sobre él, perdido en un mar de conversaciones telefónicas de gente que parece interesada en saber, pero muy poco en ayudar.

Cuando protagonizó los hechos era mucho más joven, claro; pero este es el autor y protagonista de El huevo del cuco.

Es, aburridos tecnicismos aparte, un ritmo de bestseller. Es rápido, los personajes están descritos muy por encima. No hay una prosa fantástica ni especialmente elaborada, no hay diálogos profundos sobre temas trascendentales (bueno, podríamos decir que alguno sí hay, sobre la libertad y la privacidad sobre todo y sobre cómo la ley defiende algunas veces a quienes atentan contra ella porque es la única manera de defender primeramente a quienes sí la cumplen); pero se deja leer con mucho interés. El caso es entretenido, la persecución es perfectamente lógica y está genialmente documentada (claro, vivirla en primera persona seguro que le alisó mucho ese terreno) y sus conocimientos técnicos son fácilmente disfrutables si uno conoce lo suficiente (tampoco es necesario un conocimiento enorme sobre Linux, ni sobre redes; con un poquito llega).

¿Qué tal se os da el inglés?

Y es que en castellano el libro está descatalogadísimo. En inglés se puede encontrar con relativa facilidad, si no tenéis reticencia a comprar por internet lo podéis adquirir directamente en Amazon (en papel o para Kindle, creo), si lo queréis leer en castellano, salvo que conozcáis a alguien que lo tenga, tengáis la suerte de vuestra vida en un rastro o mercadillo de segunda mano u os hagáis con un pdf por las bravas (no son nada difíciles de encontrar, la verdad) no vais a poder leerlo.

Y si encontrarlo en castellano en la red es tan fácil, ¿a qué viene la pregunta? Pues resulta que la traducción al castellano es inmunda. Barajé buscar otro término... pero mejor no. Es tan mala que hace sangrar un poco los ojos, tan mala que permite que sepamos perfectamente qué ponía el texto original en inglés de fondo. De todos modos, la novela resulta muy entretenida a pesar de la dolorosa redacción de algunos párrafos, pero en inglés tiene un texto bastante asequible si ya habéis leído algún que otro libro en esa lengua.

Epílogo

Marco esto como spoiler aunque en realidad, en mi opinión, no tiene gran cosa que reviente el disfrute de la novela:
En realidad no es solo el epílogo. Una vez descubierto el cracker, se inicia el desemarañamiento de una trama que en realidad era mucho más compleja de lo que podía parecer y se hace un juego muy rápido entre periodistas, servicios de inteligencia e informática. Pasado este, Clifford Stoll se pone reflexivo y hace unas constructivas críticas sobre la importancia de la seguridad y, con más énfasis si cabe, en el papel que juega la confianza en las redes en las comunicaciones. Acaba quejándose de black hat y de white hat. De todos. De lo malo que es el mundo, de lo mala que es la gente. Sí, vale.

Acaba diciendo que ahora comprende a la CIA, a la NSA y a las demás, y que aunque empezó su persecución en el terreno de los hippies ahora está más de parte de la «seguridad» que de la «libertad». El punto ese, a decir verdad, no me pareció demasiado interesante (tras su persecución de 10 meses daba por hecho que preferiría el papel de la seguridad que el de la libertad) pero todavía entraba en un terreno aceptable para lo que suponía que quería contar. Pero el amigo Cliff no se contentó con esto... y añadió cómo cambiaba su forma de ver las relaciones humanas y nos cuenta su boda y cómo se entrega definitivamente a su novia. Se ha pasado todo el libro en la posición de máxima libertad, de que el matrimonio es una jaula y demás... pero es que ahora Cliff ha madurado. Ha madurado y ahora apoya el matrimonio y las intrusiones de seguridad de la CIA. El mensaje es que madurar es comprender que la CIA, el NSA y demás hacen un trabajo imprescindible y que están del lado de los buenos, es comprender que el matrimonio es la expresión del amor verdadero... porque la ausencia de este es temor. En mi opinión... acaba sonando proselitista y ya despierta me suscita cierta antipatía.

Más allá de las fronteras de la novela

Stoll escribió un artículo llamado «The internet? Bah!» en el que opinaba, precisamente, que internet era una red tan insegura y tan falta de contraste que nunca llegaría a nada (sí, vale, no lo dijo con estas palabras: solo dijo que banca no, compras no, noticias no y que no cambiaría la forma de trabajar de los gobiernos. Fail, fail, fail y, supongo, fail. Yo no le quito la razón en que un buen profesor es mejor que un CD... pero en la universidad he tenido muchos profesores que no estaban a la altura de un buen material digital (y supongo que nos ha pasado a todos).

Creo que su peripecia de seguridad lo hizo demasiado tecnófobo para ver las bondades y posibilidades de un campo que, sobre todo en aquel entonces, le habría recibido con los brazos abiertos. El artículo tiene partes interesantes (a internet le queda mucho por mejorar, sin duda), pero tiene otras que se han quedado obsoletísimas a una velocidad de vértigo.


Nota: 7,5. El huevo del cuco es una novela absorbente como pocas, es rápida y tiene un duelo magistral entre el hacker y el cracker. La esporádica aparición de los servicios de inteligencia y el caos burocrático al que todo está sometido es una dulce crítica de fondo que da alas a una novela que, en mi opinión, no aspiraba a ser todo lo buena que resultó ser. Al final, eso sí, Clifford Stoll consigue hacer chirriar el armazón de la novela... con premeditación y alevosía.

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