Sons of Anarchy (2ª temporada) - FX

Aunque la segunda temporada de Sons of Anarchy mantiene el tono de la primera, la serie parte de considerarse asentada y va a la carga desde el principio. Podríamos decir que la primera ya fue a la carga con su tono macarra y su acción casi sin frenos, pero la segunda temporada es mucho más bruta desde el principio, haciendo girar la trama en torno a unos ejes verdaderamente cáusticos.


Men of mayhem

Los moteros macarras prosiguen su andadura al norte de California, en Charming. La primera temporada los dejó en un momento difícil, con su disputa con los Mayans y los Nords. Por si fuera poco, esta vez se añade un enemigo más, la Liga de los Nacionalistas Americanos, una nueva facción de extrema derecha al servicio del capital, que quiere librar a Charming del efecto de SAMCRO para favorecer la construcción de zonas residenciales y centros comerciales.

El propio Kurt Sutter admitía que llegada de la Liga no era más que la chispa que prendía una temporada que, en realidad, versaba sobre los conflictos internos, sobre las tiranteces y el peligro de un grupo desunido.

Otto, interpretado por el propio creador de la serie, Kurt Sutter.

Esa desunión del grupo es el hilo principal de la temporada, un hilo despiadado que tendrá su abanderamiento en el conflicto Clay-Jax debido a la muerte de Donna Winston al final de la primera temporada. En estas dos facciones dentro de los Sons of Anarchy, los distintos miembros del club se van disponiendo a favor de uno o de otro, a veces de forma clara y a veces dejándose llevar por unos acontecimientos que parecen ser superiores a ellos. Es este movimiento, esa forma en que son prácticamente obligados a tomar partido debido a una trama tan grande que se les escapa, lo que más vuelo da a la temporada; a pesar de que también radica en este punto el elemento que más falla. Lamento decir que la conducta de Opie hasta descubrir cómo fue exactamente la muerte de su mujer me pareció un poco cogida por los pelos de más, y desentonaba con el trato tan lógico que estaban recibiendo el resto de personajes.


Luchas intestinas

En una esquina del cuadrilátero tenemos al incombustible, al líder, Clay Morrow. Clay es la constancia, los métodos de la década pasada. Morror ha llevado el club adonde está, así que... ¿para qué cambiar? Ha demostrado que sus métodos son los correctos. Al otro lado tenemos a Jax Teller, que representa el cambio (las ganas de él, al menos). Jackson busca llevar el club hacia el terreno de lo legal y dejar atrás viejos problemas que hoy se demuestra, una y otra vez, que los superan: dejar de resolverlo todo a golpes y sin pensar. Jax es la calma y la planificación.

Tig, el perro de Clay. Todo carisma, a pesar de que lo suavizaron respecto a la primera.

La tirantez de estos dos personajes solo crece y no parece que anda pueda pararla, son completamente antagónicos. Son fuerzas opuestas y pese a que es difícil no ver la lógica de Jax, es difícil no comprender a Clay cuando dice «esto es lo que somos». Los Sons son duros, son rápidos y contundentes, la planificación, el sosiego de Jackson podría ser interpretado como debilidad por otras bandas y a saber qué pasa entonces. Pero los Sons se están metiendo en ligas que ahora mismo se les escapan, con la llegada de la Liga y los federales y la tozudez, el negacionismo de Clay amenaza con llevarlos a todos al otro lado de las rejas.

Aderezar con sal y pimienta

Pero sobre el plato que ya tenemos faltan las especias que pueden cambiar el gusto de todo. Uno de los elementos persigue la trama desde el primer episodio y como espectadores sabemos que pese a las reticencias de Gemma tiene que desembocar en algo... en algún momento tiene que cobrar importancia directa sobre la trama de la serie. Es evidente.

El otro se deriva de los planes de Jax, aunque quizá tenga algo que ver la falta de apoyo que a menudo tienen sus planes. Otto, frágil y desprotegido en la cárcel y Luanne enfrentado con otro producto pornográfico poco escrupuloso a la hora de saltar la ley y amenazar, a pesar de conocer el perfil bastante violento del club que hay tras Luanne.

La matriarca es el pilar maestro. Todos lo saben.

Los previously de los capítulos insisten una y otra vez en las mismas escenas en esta temporada. Está muy claro cuales son los motores de la segunda temporada y desde luego han intentado recalcarlos. Muchos de estos motores tienen escenas detonantes muy difíciles de olvidar (imposible, claro, si añadimos que salen en prácticamente todos los inicios de capítulo). La violación de Gemma, en concreto, que prácticamente es el aperitivo de la temporada, y que consigue la sorprendente amistad entre esta y el jefe de policía Unser, es un recurso que sabemos que lo cambiará todo, y esperamos de forma casi amarillista el lanzamiento de la bomba que hará que todo se tambalee hasta los cimientos. Sin embargo, el momento elegido para lanzarla abre una dicotomía que puede resolverse en cualquier dirección según quieran los guionistas. Sutter, qué bien has jugado esa carta.

Sin duda, el personaje que más profundidad gana. Increíble Chibs, increíble Tommy Flanagan.

Y habría que añadir también la trama de Chibs, un personaje que parecía un secundario sin valor añadido (aparte de su acento), pero el ahondamiento en el personaje a través de su relación con Jimmy O del IRA es una verdadera pasada. De lo mejor de la temporada, al menos al margen de las tramas centrales de los Sons.

Nota: 8. Las cartas de Sons of anarchy siguen siendo relativamente pocas, pero las juegan tan bien, de forma tan emocionante en ocasiones que es muy difícil no cogerle el interés a las aventuras de los moteros de Charming. Un absoluto vicio.


Otras temporadas de Sons:
Primera.
Tercera.
Cuarta.
Quinta.

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