La llamada - Javier Ambrossi, Javier Calvo


Tras la decepción con Verano 1993, el mismo día de la ceremonia de los premios Goya, decidí ver otra de las películas españolas de las que había oído hablar a lo largo del año. La llamada no era candidata a ganar mejor película, pero estaba nominada a mejor dirección novel y mejor guión adaptado, ambos para Javier Ambrossi y Javier Calvo, mejor canción original (premio que ganó) para Leiva, y dos veces a mejor actriz de reparto, para Anna Castillo y Belén Cuesta.



De Juana de Arco a María Casado
María (Macarena García) y Susana (Anna Castillo) son dos adolescentes rebeldes aficionadas al electro latino, sobre todo a Juan Magán, que asisten en verano al campamento cristiano La Brújula y no dejan de liarla para frustración de Sor Bernarda de los Arcos (Gracia Olayo) y de la hermana Milagros (Belén Cuesta). Pero a María comienza a aparecérsele Dios (Richard Collins-Moore) cantando canciones de Whitney Houston y eso hace que se pregunte si debería cambiar de vida.

La alocada premisa, los disparatados personajes, los ágiles diálogos y la extraña combinación de canciones de Whitney Houston, Presuntos implicados, himnos eclesiásticos y el mencionado electro latino, que suenan sin hacer de menos a ninguno de ellos y sin caer en una fácil actitud clasista; consiguen un producto divertido y funcional que se aprecia lleno de cariño.
Un producto sencillo y funcional
La llamada rehuye las fórmulas complicadas, de las capas del diálogo, del discurso serio y del grandilocuente; rechaza la sobriedad y la contención en sus formas. Es un producto vitalista y sencillo con el propósito fundamental de contar una historia divertida sobre la transformación de la adolescencia, los propósitos de vida y el amor.

Belén Cuesta y Anna Castillo.

Creo que en un sentido puramente técnico el guión se pasa de básico. Sirve al propósito de conectar los números musicales y permite que las actrices se luzcan, pero solo la protagonista está desarrollada con cierto cuidado, pues sus dudas sobre la vida que lleva, ahora que se le aparece ese Dios al que le molan Whitney Houston y las escaleras, son comprensibles. Tanto Susana, que para tener un sueño claro renuncia a él con mucha facilidad, sin visita divina ni nada; como Sor Bernarda, que cuando es necesario es severa y cuando no, no; parecen responder más a las necesidades de la película que al diseño de los personajes. La monja Milagros, en cuyas motivaciones no se profundiza demasiado, parece más o menos coherente. Quizá sepamos lo mínimo necesario, pero el personaje se sostiene con esa información.

La dirección no aporta gran cosa pero tampoco entorpece, que ya es algo, ni se limita a filmar una obra de teatro negando cualquier virtud cinematográfica. Es un producto mucho mejor adaptado al medio que Fences, por ejemplo.
La música y el reparto
No he visto la obra de teatro original de Ambrossi y Calvo, que aunque surgió como obra menor, tuvo tanto éxito que pasó a la sala principal del teatro Lara, donde mantuvo sus espectaculares cifras, lo que llevó al equipo de gira por toda España.

Por sus sucesivas temporadas teatrales pasaron, en algún momento, todos los protagonistas de esta adaptación, pero entre los pasajes hablados y los cantados de la película hay un cambio del sonido tan brusco que, sinceramente, a veces parece que las canciones estén dobladas por otras personas.

El cantante español Leiva, que fue la voz reconocible del grupo Pereza antes de que se separasen en 2009) se ocupó de la música en la película y escribió la canción principal, titulada también La llamada, que, como comentábamos al principio, se hizo con el Goya a mejor canción original en la gala de 2018.

Leiva recogiendo su premio en la pasada edición de los Goya.

El reparto ha recibido muy buenas críticas en general, y unas cuantas nominaciones; aunque yo no acabo de compartir esa visión. No creo que nadie en la película actúe mal; pero tampoco que estén intachables.

Hay dos actrices que creo que destacan: Belén Cuesta y Macarena García. La primera está fantástica en su exageración humorística, aunque ese histrionismo puede echar atrás a muchos, y en la ternura con que canta Todas las flores. Macarena tiene algo que convence en la mirada, un candor fervoroso que le viene al pelo y que llena unos ojos muy expresivos.

Macarena García. De verdad, ¡qué ojazos!

Anna Castillo tiene la tosca chulería que necesita su personaje, pero en otros momentos, cuando tiene que cambiar de registro, me parece mucho menos convincente; aunque quizá se deba a que el propio cambio me resulta algo forzado. Puede que sea cosa mía, pues me refiero a una de las escenas más celebradas de la película. Gracia Olaya trabaja bien, los problemas que le veo a Sor Bernarda tienen más que ver con el texto que con el desempeño de la actriz. Richard Collins-Moore me sorprendió con su potencia vocal, su amplio registro y su contundente rasgado. Una buena voz nunca sobra en un musical.
¿Y el inglés qué tal?
En los musicales la música es importante. Esto suena a perogrullada, pero es así o debería serlo. Desconozco cómo se emitió esto en las salas de cine o qué se hacía en el teatro, pero Dios canta canciones de Whitney Houston y en Movistar, al menos, no están subtituladas. Esto produce un efecto muy feo si el espectador no entiende lo que se canta, si se pierde esa información, que se entrelaza siempre con la imagen.

En una escena, para ilustrar esto, María huye de Dios, mientras este canta I have nothing. Él cierra una puerta, pero María sigue intentando escapar. Dios canta:

Don't make me close one more door
I don't want to hurt anymore
Stay in my arms if you dare
Or must I imagine you there
Don't walk away from me
I have nothing, nothing, nothing
If I don't have you, you, you, you, you

No creo que haya problemas con elegir canciones en inglés, pero sí me pareció que una parte de los espectadores iban a perderse esas asociaciones sin ningún tipo de lógica. ¿Qué sentido tiene optar por no subtitular las canciones en lengua extranjera? ¿No merma eso su impacto para una franja de espectadores, me atrevería decir que importante, de forma innecesaria?
Los javis
Ambrossi y Calvo, a los que seguramente hayáis visto referenciados como «los Javis», se han convertido en un fenómeno, sobre todo tras la exitosa entrega de Operación Triunfo 2017 en la que fueron profesores de los concursantes, aunque ya tenían cierto reconocimiento por el éxito de Paquita Salas. Son una pareja de artistas abiertos, divertidos y optimistas; son todo lo que transmite La llamada. Aquí podéis ver una entrevista que les hicieron para El Mundo.


Protagonistas posando con los Javis.
Conclusión
Parece que La llamada divide a los espectadores entre quienes la consideran una idiotez monumental y los que la consideran una genialidad. Yo me encuentro en un modesto punto medio: me parece una película entretenida, animada y optimista, con una selección de canciones interesante y, en general, lucida. Pero ya: ni los diálogos me parecen particularmente brillantes, ni el reparto me parece excepcional ni creo que todo encaje con tanta naturalidad. Sus 110 minutos son entretenidos, con sus absurdeces, su humor y su cariño y, cuando termina, puede mantener todavía una sonrisa de satisfacción, que no es poco, pero tampoco es tanto.

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